Como bien dice Aristóteles, “el hombre es un ser social por naturaleza”. Por lo que en educación nunca hemos de dejar de lado la sociedad para que tenga efecto. Sin embargo, debemos ir más allá, la educación no solo debe incluir la sociedad sino que además tiene que potenciar que la sociedad avance, que mejore. Cuando conseguimos que la educación mejore la sociedad, la educación tiene que adaptarse a una nueva sociedad, y la sociedad se ha adaptado a la vez al cambio que ha producido la educación. No podríamos elegir por ello una opción más válida de las dos, sería un círculo vicioso, un “qué fue antes, el huevo o la gallina”.
Sin embargo, bajo mi punto de vista la importancia que tienen cada una de ellas, la educación o la sociedad, sobre la otra, depende del momento. Podremos conseguir que cambie la sociedad si influimos a ésta mediante la educación, al igual que la educación no será la misma dependiendo de en qué sociedad nos encontremos.
Una escuela en Iraq no impartirá la misma educación que un colegio de Estados Unidos. El medio en el que se encuentre influirá de manera desmedida en la educación que vamos a dar.
Ahora vamos al ejemplo contrario, a la educación que da un tipo de sociedad concreto. Un colegio obra corporativa del Opus Dei que un colegio público en un barrio de periferia de Madrid. El significado de la educación viene dado por el contexto en el que se encuentra inscrito.
Son, sin embargo, los fenómenos extra-escolares los que explican la escuela, que se vuelve producto de esas causas. Esto quiere decir que el contexto en el que se encuentra la educación le da una razón de ser, y que también le exige ciertas cosas, entendiendo como fenómenos extra-escolares por ejemplo el capitalismo, la república, la meritocracia, etc. Es decir, la sociedad hace que la educación exista, le da una razón de ser, pero a la vez le exige una serie de cosas que siempre se ajustarán a la sociedad en la que nos desarrollemos.
Una prueba de esta unión entre escuela y sociedad sería intentar imaginar la escuela como figura aislada de la sociedad. De una manera o de otra es imposible. Por poner un ejemplo, ahora que estamos en Semana Santa, en muchas escuelas se han hecho procesiones infantiles que son reflejo de la sociedad en la que nos encontramos. Si estuviéramos en una escuela musulmana no habríamos visto estas procesiones.
Por tanto, a modo de conclusión podemos decir que no hay una postura predominante sobre otra sino que ambas se determinan mutuamente. No es tanto una sociedad para una educación ni tampoco una educación que haga una sociedad, sino que son ambas con diferente influencia dependiendo del momento.
Bibliografía:
La escuela, máquina de educar. Recuperado el 22 de Marzo de 2016 de http://www.biblioises.com.ar/Contenido/300/370/La%20escu ela%20maquina%20de%20educar.pdf
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